El Estado peronista puede incluirse dentro de la corriente política mundial de posguerra denominada Estado Benefactor. Este Estado Benefactor tuvo en el mundo el rol de integrar a los trabajadores y a los sectores populares en general al consumo y a ciertos niveles de bienestar, bajando de esta forma la conflictividad social.
La política social del peronismo fue llevada a cabo a través de las instituciones del Estado, el cual trabajó en pos de los sectores sociales asalariados y menos favorecidos de la población.
La acción social atendió la redistribución del ingreso por medio del salario indirecto, la extensión de la red de seguridad social y la educación y la atención materna infantil.
Estos principios estaban en íntima relación con los objetivos económicos de aumentar el consumo y ampliar el mercado interno.
Dentro del peronismo, la figura vinculada a la ayuda social fue Eva Perón. Evita atendió las necesidades populares a través de organismos estatales y de la Fundación Eva Perón. En general los fondos de la Fundación provenían de descuentos a los salarios de los trabajadores y de donaciones voluntarias.
El dinero recaudado se transformaba en obras palpables. Hospitales, escuelas, ayuda a madres solteras, comedores escolares, colonias de vacaciones que permitieron a los chicos pobres conocer el mar, campañas intensivas de vacunación, campeonatos de fútbol que servían además para elaborar fichas médicas de miles de chicos y curarlos.
Eva Perón era el nexo entre el líder y el pueblo, era parte del Estado Peronista, pero a la vez un componente externo a él.
Eva Perón nunca ocupó un cargo público, pero sus funciones y su poder de decisión superaban los de cualquier funcionario. Cuando Juan Domingo Perón fue derrocado por un golpe cívico militar, la obra de la Fundación Eva Perón no sólo no fue continuada, sino que fue destruida por el ánimo revanchista de los golpistas de la autodenominada “Revolución Libertadora”
LA FUNDACIÓN EVA PERÓN
La Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de Perón (FASEP) comenzó a funcionar en 1948. En 1950 adquirió estatus legal y se denominó desde entonces Fundación Eva Perón (FEP). Las tareas de ayuda social impulsadas por la primera dama habían comenzado poco tiempo antes, en 1946 y a fines de 1947 adquirieron mayor visibilidad.
Por entonces llevaba adelante gestiones para acelerar la atención sanitaria y social de los sectores humildes más desprotegidos a los cuales no llegaba la ayuda del formal del Estado. Especialmente se ocupaba de ancianos, mujeres solas y familias pobres que no se encontraban amparados por la ampliación del Estado de bienestar y la cobertura de los sindicatos.
Aunque la FEP no fue una parte del aparato formal del Estado, algunas de sus acciones quedaron directamente bajo su órbita. La difusión y propaganda de sus obras, por ejemplo, estuvo a cargo de la Subsecretaría de Informaciones. Desde allí se elaboró una estrategia de comunicación cuyo relato se ocupó de distinguir las tareas de Eva Perón de cualquier otra obra de ayuda social conocida hasta entonces.
La Fundación Eva Perón tenía un claro cometido social que llevaba intrínseco un alto contenido político: mantener a Perón más cerca aún de los trabajadores. Esta estructura paraestatal, que en sus estatutos se define como entidad privada, estaba integrada, como señala Marysa Navarro, a la estructura de poder de una manera informal, por lo cual no se encontraba limitada por contrapesos institucionales y en consecuencia, su influencia sólo era controlable por Perón. Si bien Evita era el alma mater y presidenta, no estaba sola, contaba con un cuerpo de profesionales capacitados en medicina, asistencia social y educación. Era gente que en su mayoría tenía experiencia en el área social y que rápidamente se hicieron eco de los proyectos que Eva Perón tenía en mente poner en marcha.
Los fines generales de la Fundación, de acuerdo con su estatuto, eran los siguientes:
1. Prestar ayuda pecuniaria o en especie, facilitar elementos de trabajo, otorgar becas para estudios universitarios y especializados a toda persona carente de recursos que así lo solicite y que a juicio de la fundadora, merezca ser otorgado;
2. Construir viviendas para su adjudicación a familias indigentes;
3. Crear y/o construir establecimientos educacionales, hospitalarios, recreativos o de descanso y/o cualesquiera otros que permitan una mejor satisfacción a los elevados fines que persiguen la Institución;
4. Construir establecimientos benéficos de cualquier índole, los que podrán ser transferidos, con o sin cargo, al Estado Nacional, Provincial o Municipal;
5. Propender, contribuir o colaborar por todos los medios a su alcance, a la realización de obras de interés general y que tiendan a satisfacer las necesidades esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas.
La Fundación dividió su accionar en tres grandes grupos con sus correspondientes departamentos organizativos. Entre ellos se encontraba el de asistencia médica y social encargado de “prestar asistencia médica preventiva y curativa, con o sin internación a toda persona carente de recursos, procurando la mejor y más rápida atención y el más pronto reintegro a su hogar o trabajo; en segundo lugar dar alojamiento transitorio o permanente a la mujer que trabaje o que se encuentre imposibilitada de hacerlo; facilitando el recreo y descanso anual de la familia trabajadora; atendiendo las necesidades de la ancianidad y la niñez y por último fomentar y facilitar las prácticas deportivas de la infancia propendiendo con ello al perfeccionamiento de las condiciones físicas de la población” . Con el fin de implementar estos objetivos se creó el Departamento de Asistencia Médico Social que comprendía las siguientes instituciones: Asistencia médica: Policlínicos y Termas, Escuela de Enfermeras; Protección Social: Hogares de Tránsito, Hogares de Ancianos, Hogar de la Empleada; Turismo y vacaciones: Chapadmalal, Río Tercero, Cuevas, Ezeiza; Deportes: Campeonato Infantil Evita, Campeonato Juvenil Perón.
Los Hogares de Transito
Sobre la extensión del proyecto del bienestar social, existieron dos posiciones encontradas dentro del peronismo y ambas fueron decisivas en el desarrollo que la Fundación hizo de esta materia a través de sus obras. Una de estas posiciones era la que representaba la política del doctor Ramón Carrillo, que había logrado poner en práctica desde el Ministerio de Salud un plan sanitario nacional de características revolucionarias. La otra era la que respondía a la figura del doctor Armando Méndez San Martín que, desde 1946 se desempeñó como interventor de la Sociedad de Beneficencia de la Capital Federal, pasando luego a la cartera de Educación, además de ser, desde 1948, el Director General de la Fundación. Si bien Méndez San Martín respetaba y coincidía con muchas de las propuestas de Carrillo, acusaba a éste, de ser poco pragmático y de no poder desprenderse de prejuicios intelectuales y de la clase acomodada de la cual provenía. Sin embargo la disputa entre ambos se enraizaba en sus respectivos orígenes ideológicos. Carrillo había llegado al peronismo con el grupo de los nacionalistas que apoyó a Perón en las elecciones de 1946. San Martín hasta 1944 había militado en el sector más progresista del conservadurismo bonaerense y llegó al peronismo, precisamente, desilusionado y enfrentado al Partido Conservador. Por otra parte, durante los dos primeros años del gobierno peronista, Carrillo no vio con buenos ojos la participación de Eva Perón en la vida política, mientras que San Martín la alentaba.
Méndez San Martín fue el hombre elegido por Perón para intervenir la Sociedad de Beneficencia siendo, sin duda, esta elección de lo más adecuada si se quería hacer todo lo contrario de lo que venía realizando la Sociedad. San Martín fue el mentor de otro plan progresista en materia de ayuda social.
El 23 de mayo de 1947 Evita asiste, invitada especialmente por San Martín, al primer Hogar de Tránsito que por resolución Nº 37 de la intervención de la Sociedad de Beneficencia, se inaugura en la calle Salta 245 con el nombre "María Eva Duarte de Perón". A Evita además de agradarle que el Hogar llevara su nombre, le impacta la nueva fisonomía y el nuevo régimen imperante en los Hogares, al punto que comienza a interesarse de las reformas hechas por Méndez San Martín y por su equipo de colaboradores directos.
La Intervención había modificado sustancialmente a la sociedad en sólo un año. Entre otras cosas la había dotado de un Departamento de Personal (que la Sociedad no lo tenía pese a contar con seis mil empleados), había creado la Secretaría de Hospitales, de Hogares y de Asistencia Social, y había implantado el escalafón para el personal administrativo, auxiliar, de maestranza y obrero basado en sueldo básico por categoría y función y beneficios por antigüedad. Aunque también había aumentado el horario laboral semanal, medida que no fue muy bien recibida por los empleados.
Evita entonces se vinculó con Méndez San Martín y sus colaboradores entre los cuales se destacaba Teresa Adelina Fiora. Fue justamente San Martín uno de los primeros en ayudar a Evita con so proyecto social, ya que le facilitó su experiencia y apoyo para llevar a cabo las primeras obras edilicias con que contó la Fundación: los Hogares de Tránsito.
Tres eran tos Hogares de este tipo que la Fundación mantenía en la Capital. Habían sido asilos dependientes de la Sociedad de Beneficencia, a los que Méndez San Martín había transferido a la entonces incipiente Fundación. Refaccionados, reestructurados, se encontraban: el Hogar Nº 1 en Carlos Calvo Nº 102, el Nº 2 en Lafinur 2988 y el Nº 3 en la calle Austria 2561.
Si bien estos Hogares recibían a todos los trabajadores que lo necesitaran, las mujeres con hijos tenían prioridad, ya fueran madres solteras, viudas o separadas. El más grande de los tres era el número dos que contaba con 280 camas, le seguía el número tres con 220 y, finalmente, el número 1 con 230. Existe una estadística —aunque no muy bien fundamentada—que marca que cada alojado en el término de ocho días abandonaba el Hogar con su problema resuelto, de cualquier manera es indudable la tarea de extensión que desarrollaba la Fundación con los alojados en los Hogares. Como se dijo anteriormente, los Hogares estaban especialmente al "servicio de las mujeres desamparadas". A ellas se les brindaban los mayores beneficios y eran considerados los casos más prontos a resolver.
El año de inauguración de los Hogares de Tránsito coincide con el año en que Evita trabaja para la obtención del voto femenino y se preocupa en agilizar la nueva política carcelaria femenina que consistía en proveer de guarderías infantiles para reclusas con hijos, habilitación de peluquerías y cursos de profesiones cortas, actividades recreativas cine, teatro, deporte e implantación de trabajo remunerado. Del 47 al 49 son los años en que Evita trabaja pensando más exclusivamente en la mujer.
La totalidad de los servicios que prestaban los Hogares de Tránsito, consistían en la obtención de empleos, pasajes, internaciones en policlínicos, medicamentos, tratamiento médico, ayuda en ropas, ayuda en dinero, facilitación de aparatos ortopédicos. La categorización de los principales problemas con que se encontraban las autoridades de los Hogares, fueron tipificados de la siguiente manera: 1) madre soltera; 2)madre abandonada; 3)familia ilegalmente constituida; 4) prole numerosa; 5) niños anormales; 6) ancianidad; 7) invalidez; 8) enfermedad crónica; 9) tratamiento médico; 19) falta de vivienda: 11) desocupación; 12) tránsito justificado; 13) inmigrantes.
En 1954 el ingreso a tos Hogares fue de dos mil doscientas ochenta personas; siendo los casos más numerosos los de madres solteras y personas que requerían tratamiento médico, según consta en la Memoria de la fundación de ese año, que no llegó a publicarse.
Los tres Hogares de Tránsito fueron originariamente mansiones de familias adineradas: como es de imaginar eran edificios amplios —hasta 1948 semidestruidos— que facilitaron ediliciamente la instalación de un lugar luminoso, confortable y cálido. Contaban con bibliotecas, comedores con mesas individuales y grandes patios para recreación de los niños.
Los hogares de tránsito, de acuerdo a los estatutos de la Fundación, nacieron con el fin de “proteger socialmente a la mujer que con o sin hijos, estuviera privada accidentalmente de domicilio por carecer de medios o por alguna razón que así lo condiga”. Los hogares estaban destinados a dar alojamiento provisional y alimentación en forma gratuita mientras durara el estado de necesidad a toda mujer (con o sin hijos) que careciera de hogar. En un principio, la escasez de vivienda era el objetivo primordial a cubrir, pero también acudían a pedir alojamiento transitorio en Buenos Aires, mujeres que viviendo en el interior del país necesitaban por ejemplo, cumplir con un tratamiento médico, realizar un trámite, o conseguir trabajo. El estatuto menciona que los Hogares prestaban ayuda monetaria, o en elementos, como ropa, pasajes, viviendas, tratamientos médicos, elementos de trabajo, otorgando becas de estudios universitarios a toda persona carente de recursos que lo solicitara y que a juicio de la fundadora mereciera ser otorgado.
Si bien los estatutos indicaban que la ayuda que se brindaba era material, Evita, en el discurso de inauguración del Hogar de Tránsito nº 2 agregó un elemento más al señalar: “…estos hogares tienen como finalidad remediar la escasez de viviendas que hoy atraviesa el país, problema que el Presidente Perón está tratando de solucionar…El hogar de Tránsito da toda clase de facilidades: alojamiento digno, excelente comida, eficaz asistencial espiritual, material y moral, a los niños se les brindan exhibiciones cinematográficas y recreos de distinta índoles, clases de labores, costura…el hogar está dispuesto a enseñárselo gratuitamente para que este periodo de fatalidad que les ha tocado pasar sea provechosa para el día de mañana y puedan sentirse orgullosos de que el gobierno del presidente Perón también sabe preocuparse por los momentáneamente desposeídos brindándoles un panorama más hermoso….” .
Las mujeres que se alojaban en los hogares de tránsito tenían necesidades de todo tipo, las que en su mayoría eran cubiertas: si no había vivienda o trabajo, se conseguían; si estaba enferma, se curaba; si los hijos no podían estudiar, se los becaba.
Las obras de las Fundación en general, y los hogares de tránsito en particular
respondían a una estética muy cuidada, en la que no faltaba cierto lujo, contraria a la que habitualmente existía en este tipo de instituciones. Democracia describió los hogares de tránsito diciendo que poseían “amplios y ventilados dormitorios, modernos baños, patio de juego para niños, capilla, comedor primorosamente decorado, sala de estar y de costura, todo ello con un régimen social verdaderamente revolucionario y una atención de personal idóneo que hace de este Hogar una de las más bellas y cristianas realidades de la positiva obra social que realiza María Eva Duarte de Perón”. El Hogar Nº 2, por ejemplo, tenía una capacidad de entre 80 a 90 camas, más las cunitas para los bebes. La casa que albergaba a este hogar era la más linda y lujosa, debido a sus antiguos dueños, los Carabassa, una familia perteneciente a la oligarquía argentina. En el primer piso había varios dormitorios y baños; coronado por la Virgen de Covadonga, un patio andaluz, servía como lugar de estar. La enfermería alojaba a las mujeres que tuvieran alguna enfermedad contagiosa. Y un espacio, ubicado entre la sacristía y la ropería, almacenaba la ropa destinada a las familias que habitaban el hogar.
También se instaló la capilla con un bello altar presidido por la Virgen de Luján, y a su derecha el consultorio médico. Presidían los salones los retratos oficiales de Perón y Evita.
El segundo piso estaba destinado a más dormitorios y en uno de ellos muy equipado se hallaba la “guardería” o salita de cunas, donde estaban los bebés al cuidado de una hermana, mientras las madres hacían trámites o tratamientos fuera del hogar. El Hogar señalaba que las pequeñas y hermosas cunas con simpáticos decorados y colores claros de los muros hacen que este sea el más amable rincón de la casa. Junto a cada cama había una alfombra y en la mesita de luz, una radio. Todas las instituciones de la Fundación se caracterizaban por estar adornadas con importantes jarrones con flores frescas propias de la estación. Un luminoso patio de juegos compuesto por calesitas, hamacas y toboganes. También en la planta baja se encontraba el salón comedor dispuesto con varias mesas de maderas para cuatro personas, cubiertas con impolutos manteles con grandes cuadros en azul y rojo. Había un cuidado exhaustivo en los detalles buscando crear el clima de un verdadero hogar. La decoración de los hogares no estaba librada al azar, se colocaron muebles y adornos de la mejor calidad posible, buscando crear en la persona que los viera, cierta reacción.
Evita, según recuerda la directora del Hogar nº 2, “buscaba que la gente pobre supiese porqué tiene que luchar, que si no sabían lo que existía, nunca sabrían a dónde tenía que llegar, por eso buscó una decoración tan refinada y lujosa para todas las obras de la Fundación” Situación que remarca en su autobiografía: “cada hogar, así sea de tránsito, de niños, o de ancianos, está hecho como si fuese para el más rico y exigente de los hombres”. La decoración de los tres hogares era similar y estaba realizada por las mejores casas de la época. No se reparó en ningún tipo de gastos para equiparlos y adornarlos, parte de los adornos eran regalos que tanto Perón como Evita recibían y que luego destinaban a equipar los hogares. Algunas mueblerías, también, obsequiaban o donaban artículos.
Carolina Barry, asegura que “El mobiliario de las habitaciones y comedores eran de estilo provenzal y habían sido adquiridos en la famosa y coqueta mueblería Au Meuble Rustique, de la calle Santa Fe y Carlos Pellegrini. Los adornos de los hogares eran de la casa Thausin Varadi. La loza, Roger Valet y la batería de cocina y los electrodomésticos, del Bazar Dos Mundos”.
En octubre de 1955, luego del golpe de estado de septiembre que desalojó del poder al general Perón, los Hogares de Tránsito pasaron a depender del Ministerio de Acción Social. Luego el abandono.
La política social del peronismo fue llevada a cabo a través de las instituciones del Estado, el cual trabajó en pos de los sectores sociales asalariados y menos favorecidos de la población.
La acción social atendió la redistribución del ingreso por medio del salario indirecto, la extensión de la red de seguridad social y la educación y la atención materna infantil.
Estos principios estaban en íntima relación con los objetivos económicos de aumentar el consumo y ampliar el mercado interno.
Dentro del peronismo, la figura vinculada a la ayuda social fue Eva Perón. Evita atendió las necesidades populares a través de organismos estatales y de la Fundación Eva Perón. En general los fondos de la Fundación provenían de descuentos a los salarios de los trabajadores y de donaciones voluntarias.
El dinero recaudado se transformaba en obras palpables. Hospitales, escuelas, ayuda a madres solteras, comedores escolares, colonias de vacaciones que permitieron a los chicos pobres conocer el mar, campañas intensivas de vacunación, campeonatos de fútbol que servían además para elaborar fichas médicas de miles de chicos y curarlos.
Eva Perón era el nexo entre el líder y el pueblo, era parte del Estado Peronista, pero a la vez un componente externo a él.
Eva Perón nunca ocupó un cargo público, pero sus funciones y su poder de decisión superaban los de cualquier funcionario. Cuando Juan Domingo Perón fue derrocado por un golpe cívico militar, la obra de la Fundación Eva Perón no sólo no fue continuada, sino que fue destruida por el ánimo revanchista de los golpistas de la autodenominada “Revolución Libertadora”
LA FUNDACIÓN EVA PERÓN
La Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de Perón (FASEP) comenzó a funcionar en 1948. En 1950 adquirió estatus legal y se denominó desde entonces Fundación Eva Perón (FEP). Las tareas de ayuda social impulsadas por la primera dama habían comenzado poco tiempo antes, en 1946 y a fines de 1947 adquirieron mayor visibilidad.
Por entonces llevaba adelante gestiones para acelerar la atención sanitaria y social de los sectores humildes más desprotegidos a los cuales no llegaba la ayuda del formal del Estado. Especialmente se ocupaba de ancianos, mujeres solas y familias pobres que no se encontraban amparados por la ampliación del Estado de bienestar y la cobertura de los sindicatos.
Aunque la FEP no fue una parte del aparato formal del Estado, algunas de sus acciones quedaron directamente bajo su órbita. La difusión y propaganda de sus obras, por ejemplo, estuvo a cargo de la Subsecretaría de Informaciones. Desde allí se elaboró una estrategia de comunicación cuyo relato se ocupó de distinguir las tareas de Eva Perón de cualquier otra obra de ayuda social conocida hasta entonces.
La Fundación Eva Perón tenía un claro cometido social que llevaba intrínseco un alto contenido político: mantener a Perón más cerca aún de los trabajadores. Esta estructura paraestatal, que en sus estatutos se define como entidad privada, estaba integrada, como señala Marysa Navarro, a la estructura de poder de una manera informal, por lo cual no se encontraba limitada por contrapesos institucionales y en consecuencia, su influencia sólo era controlable por Perón. Si bien Evita era el alma mater y presidenta, no estaba sola, contaba con un cuerpo de profesionales capacitados en medicina, asistencia social y educación. Era gente que en su mayoría tenía experiencia en el área social y que rápidamente se hicieron eco de los proyectos que Eva Perón tenía en mente poner en marcha.
Los fines generales de la Fundación, de acuerdo con su estatuto, eran los siguientes:
1. Prestar ayuda pecuniaria o en especie, facilitar elementos de trabajo, otorgar becas para estudios universitarios y especializados a toda persona carente de recursos que así lo solicite y que a juicio de la fundadora, merezca ser otorgado;
2. Construir viviendas para su adjudicación a familias indigentes;
3. Crear y/o construir establecimientos educacionales, hospitalarios, recreativos o de descanso y/o cualesquiera otros que permitan una mejor satisfacción a los elevados fines que persiguen la Institución;
4. Construir establecimientos benéficos de cualquier índole, los que podrán ser transferidos, con o sin cargo, al Estado Nacional, Provincial o Municipal;
5. Propender, contribuir o colaborar por todos los medios a su alcance, a la realización de obras de interés general y que tiendan a satisfacer las necesidades esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas.
La Fundación dividió su accionar en tres grandes grupos con sus correspondientes departamentos organizativos. Entre ellos se encontraba el de asistencia médica y social encargado de “prestar asistencia médica preventiva y curativa, con o sin internación a toda persona carente de recursos, procurando la mejor y más rápida atención y el más pronto reintegro a su hogar o trabajo; en segundo lugar dar alojamiento transitorio o permanente a la mujer que trabaje o que se encuentre imposibilitada de hacerlo; facilitando el recreo y descanso anual de la familia trabajadora; atendiendo las necesidades de la ancianidad y la niñez y por último fomentar y facilitar las prácticas deportivas de la infancia propendiendo con ello al perfeccionamiento de las condiciones físicas de la población” . Con el fin de implementar estos objetivos se creó el Departamento de Asistencia Médico Social que comprendía las siguientes instituciones: Asistencia médica: Policlínicos y Termas, Escuela de Enfermeras; Protección Social: Hogares de Tránsito, Hogares de Ancianos, Hogar de la Empleada; Turismo y vacaciones: Chapadmalal, Río Tercero, Cuevas, Ezeiza; Deportes: Campeonato Infantil Evita, Campeonato Juvenil Perón.
Los Hogares de Transito
Sobre la extensión del proyecto del bienestar social, existieron dos posiciones encontradas dentro del peronismo y ambas fueron decisivas en el desarrollo que la Fundación hizo de esta materia a través de sus obras. Una de estas posiciones era la que representaba la política del doctor Ramón Carrillo, que había logrado poner en práctica desde el Ministerio de Salud un plan sanitario nacional de características revolucionarias. La otra era la que respondía a la figura del doctor Armando Méndez San Martín que, desde 1946 se desempeñó como interventor de la Sociedad de Beneficencia de la Capital Federal, pasando luego a la cartera de Educación, además de ser, desde 1948, el Director General de la Fundación. Si bien Méndez San Martín respetaba y coincidía con muchas de las propuestas de Carrillo, acusaba a éste, de ser poco pragmático y de no poder desprenderse de prejuicios intelectuales y de la clase acomodada de la cual provenía. Sin embargo la disputa entre ambos se enraizaba en sus respectivos orígenes ideológicos. Carrillo había llegado al peronismo con el grupo de los nacionalistas que apoyó a Perón en las elecciones de 1946. San Martín hasta 1944 había militado en el sector más progresista del conservadurismo bonaerense y llegó al peronismo, precisamente, desilusionado y enfrentado al Partido Conservador. Por otra parte, durante los dos primeros años del gobierno peronista, Carrillo no vio con buenos ojos la participación de Eva Perón en la vida política, mientras que San Martín la alentaba.
Méndez San Martín fue el hombre elegido por Perón para intervenir la Sociedad de Beneficencia siendo, sin duda, esta elección de lo más adecuada si se quería hacer todo lo contrario de lo que venía realizando la Sociedad. San Martín fue el mentor de otro plan progresista en materia de ayuda social.
El 23 de mayo de 1947 Evita asiste, invitada especialmente por San Martín, al primer Hogar de Tránsito que por resolución Nº 37 de la intervención de la Sociedad de Beneficencia, se inaugura en la calle Salta 245 con el nombre "María Eva Duarte de Perón". A Evita además de agradarle que el Hogar llevara su nombre, le impacta la nueva fisonomía y el nuevo régimen imperante en los Hogares, al punto que comienza a interesarse de las reformas hechas por Méndez San Martín y por su equipo de colaboradores directos.
La Intervención había modificado sustancialmente a la sociedad en sólo un año. Entre otras cosas la había dotado de un Departamento de Personal (que la Sociedad no lo tenía pese a contar con seis mil empleados), había creado la Secretaría de Hospitales, de Hogares y de Asistencia Social, y había implantado el escalafón para el personal administrativo, auxiliar, de maestranza y obrero basado en sueldo básico por categoría y función y beneficios por antigüedad. Aunque también había aumentado el horario laboral semanal, medida que no fue muy bien recibida por los empleados.
Evita entonces se vinculó con Méndez San Martín y sus colaboradores entre los cuales se destacaba Teresa Adelina Fiora. Fue justamente San Martín uno de los primeros en ayudar a Evita con so proyecto social, ya que le facilitó su experiencia y apoyo para llevar a cabo las primeras obras edilicias con que contó la Fundación: los Hogares de Tránsito.
Tres eran tos Hogares de este tipo que la Fundación mantenía en la Capital. Habían sido asilos dependientes de la Sociedad de Beneficencia, a los que Méndez San Martín había transferido a la entonces incipiente Fundación. Refaccionados, reestructurados, se encontraban: el Hogar Nº 1 en Carlos Calvo Nº 102, el Nº 2 en Lafinur 2988 y el Nº 3 en la calle Austria 2561.
Si bien estos Hogares recibían a todos los trabajadores que lo necesitaran, las mujeres con hijos tenían prioridad, ya fueran madres solteras, viudas o separadas. El más grande de los tres era el número dos que contaba con 280 camas, le seguía el número tres con 220 y, finalmente, el número 1 con 230. Existe una estadística —aunque no muy bien fundamentada—que marca que cada alojado en el término de ocho días abandonaba el Hogar con su problema resuelto, de cualquier manera es indudable la tarea de extensión que desarrollaba la Fundación con los alojados en los Hogares. Como se dijo anteriormente, los Hogares estaban especialmente al "servicio de las mujeres desamparadas". A ellas se les brindaban los mayores beneficios y eran considerados los casos más prontos a resolver.
El año de inauguración de los Hogares de Tránsito coincide con el año en que Evita trabaja para la obtención del voto femenino y se preocupa en agilizar la nueva política carcelaria femenina que consistía en proveer de guarderías infantiles para reclusas con hijos, habilitación de peluquerías y cursos de profesiones cortas, actividades recreativas cine, teatro, deporte e implantación de trabajo remunerado. Del 47 al 49 son los años en que Evita trabaja pensando más exclusivamente en la mujer.
La totalidad de los servicios que prestaban los Hogares de Tránsito, consistían en la obtención de empleos, pasajes, internaciones en policlínicos, medicamentos, tratamiento médico, ayuda en ropas, ayuda en dinero, facilitación de aparatos ortopédicos. La categorización de los principales problemas con que se encontraban las autoridades de los Hogares, fueron tipificados de la siguiente manera: 1) madre soltera; 2)madre abandonada; 3)familia ilegalmente constituida; 4) prole numerosa; 5) niños anormales; 6) ancianidad; 7) invalidez; 8) enfermedad crónica; 9) tratamiento médico; 19) falta de vivienda: 11) desocupación; 12) tránsito justificado; 13) inmigrantes.
En 1954 el ingreso a tos Hogares fue de dos mil doscientas ochenta personas; siendo los casos más numerosos los de madres solteras y personas que requerían tratamiento médico, según consta en la Memoria de la fundación de ese año, que no llegó a publicarse.
Los tres Hogares de Tránsito fueron originariamente mansiones de familias adineradas: como es de imaginar eran edificios amplios —hasta 1948 semidestruidos— que facilitaron ediliciamente la instalación de un lugar luminoso, confortable y cálido. Contaban con bibliotecas, comedores con mesas individuales y grandes patios para recreación de los niños.
Los hogares de tránsito, de acuerdo a los estatutos de la Fundación, nacieron con el fin de “proteger socialmente a la mujer que con o sin hijos, estuviera privada accidentalmente de domicilio por carecer de medios o por alguna razón que así lo condiga”. Los hogares estaban destinados a dar alojamiento provisional y alimentación en forma gratuita mientras durara el estado de necesidad a toda mujer (con o sin hijos) que careciera de hogar. En un principio, la escasez de vivienda era el objetivo primordial a cubrir, pero también acudían a pedir alojamiento transitorio en Buenos Aires, mujeres que viviendo en el interior del país necesitaban por ejemplo, cumplir con un tratamiento médico, realizar un trámite, o conseguir trabajo. El estatuto menciona que los Hogares prestaban ayuda monetaria, o en elementos, como ropa, pasajes, viviendas, tratamientos médicos, elementos de trabajo, otorgando becas de estudios universitarios a toda persona carente de recursos que lo solicitara y que a juicio de la fundadora mereciera ser otorgado.
Si bien los estatutos indicaban que la ayuda que se brindaba era material, Evita, en el discurso de inauguración del Hogar de Tránsito nº 2 agregó un elemento más al señalar: “…estos hogares tienen como finalidad remediar la escasez de viviendas que hoy atraviesa el país, problema que el Presidente Perón está tratando de solucionar…El hogar de Tránsito da toda clase de facilidades: alojamiento digno, excelente comida, eficaz asistencial espiritual, material y moral, a los niños se les brindan exhibiciones cinematográficas y recreos de distinta índoles, clases de labores, costura…el hogar está dispuesto a enseñárselo gratuitamente para que este periodo de fatalidad que les ha tocado pasar sea provechosa para el día de mañana y puedan sentirse orgullosos de que el gobierno del presidente Perón también sabe preocuparse por los momentáneamente desposeídos brindándoles un panorama más hermoso….” .
Las mujeres que se alojaban en los hogares de tránsito tenían necesidades de todo tipo, las que en su mayoría eran cubiertas: si no había vivienda o trabajo, se conseguían; si estaba enferma, se curaba; si los hijos no podían estudiar, se los becaba.
Las obras de las Fundación en general, y los hogares de tránsito en particular
respondían a una estética muy cuidada, en la que no faltaba cierto lujo, contraria a la que habitualmente existía en este tipo de instituciones. Democracia describió los hogares de tránsito diciendo que poseían “amplios y ventilados dormitorios, modernos baños, patio de juego para niños, capilla, comedor primorosamente decorado, sala de estar y de costura, todo ello con un régimen social verdaderamente revolucionario y una atención de personal idóneo que hace de este Hogar una de las más bellas y cristianas realidades de la positiva obra social que realiza María Eva Duarte de Perón”. El Hogar Nº 2, por ejemplo, tenía una capacidad de entre 80 a 90 camas, más las cunitas para los bebes. La casa que albergaba a este hogar era la más linda y lujosa, debido a sus antiguos dueños, los Carabassa, una familia perteneciente a la oligarquía argentina. En el primer piso había varios dormitorios y baños; coronado por la Virgen de Covadonga, un patio andaluz, servía como lugar de estar. La enfermería alojaba a las mujeres que tuvieran alguna enfermedad contagiosa. Y un espacio, ubicado entre la sacristía y la ropería, almacenaba la ropa destinada a las familias que habitaban el hogar.
También se instaló la capilla con un bello altar presidido por la Virgen de Luján, y a su derecha el consultorio médico. Presidían los salones los retratos oficiales de Perón y Evita.
El segundo piso estaba destinado a más dormitorios y en uno de ellos muy equipado se hallaba la “guardería” o salita de cunas, donde estaban los bebés al cuidado de una hermana, mientras las madres hacían trámites o tratamientos fuera del hogar. El Hogar señalaba que las pequeñas y hermosas cunas con simpáticos decorados y colores claros de los muros hacen que este sea el más amable rincón de la casa. Junto a cada cama había una alfombra y en la mesita de luz, una radio. Todas las instituciones de la Fundación se caracterizaban por estar adornadas con importantes jarrones con flores frescas propias de la estación. Un luminoso patio de juegos compuesto por calesitas, hamacas y toboganes. También en la planta baja se encontraba el salón comedor dispuesto con varias mesas de maderas para cuatro personas, cubiertas con impolutos manteles con grandes cuadros en azul y rojo. Había un cuidado exhaustivo en los detalles buscando crear el clima de un verdadero hogar. La decoración de los hogares no estaba librada al azar, se colocaron muebles y adornos de la mejor calidad posible, buscando crear en la persona que los viera, cierta reacción.
Evita, según recuerda la directora del Hogar nº 2, “buscaba que la gente pobre supiese porqué tiene que luchar, que si no sabían lo que existía, nunca sabrían a dónde tenía que llegar, por eso buscó una decoración tan refinada y lujosa para todas las obras de la Fundación” Situación que remarca en su autobiografía: “cada hogar, así sea de tránsito, de niños, o de ancianos, está hecho como si fuese para el más rico y exigente de los hombres”. La decoración de los tres hogares era similar y estaba realizada por las mejores casas de la época. No se reparó en ningún tipo de gastos para equiparlos y adornarlos, parte de los adornos eran regalos que tanto Perón como Evita recibían y que luego destinaban a equipar los hogares. Algunas mueblerías, también, obsequiaban o donaban artículos.
Carolina Barry, asegura que “El mobiliario de las habitaciones y comedores eran de estilo provenzal y habían sido adquiridos en la famosa y coqueta mueblería Au Meuble Rustique, de la calle Santa Fe y Carlos Pellegrini. Los adornos de los hogares eran de la casa Thausin Varadi. La loza, Roger Valet y la batería de cocina y los electrodomésticos, del Bazar Dos Mundos”.
En octubre de 1955, luego del golpe de estado de septiembre que desalojó del poder al general Perón, los Hogares de Tránsito pasaron a depender del Ministerio de Acción Social. Luego el abandono.
He visto las fotos de estos hogares y creo con sinceridad que el mobiliario era ya ridículo por el excesivo derroche en su moblaje y decoración. Más allá del buen o mal funcionamiento de estos hogares, creo que el lujo era comparable a la recpeción del actual Hotel Alvear. Imponentes arañas de cristal, alfombras impactantes, piano de cola, increíbles muebles franceses tapizados en seda etc.. constituyeron un derroche insensato. En nada hubiera desmerecido la obra un equipamiento simple , cómodo y elegante al que se sumara cierta economía de mantenimiento.
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